

Licenciatura en Lenguas Extranjeras
Desmitificación del monstruo de Frankenstein de Mary Shelley: una criatura incomprendida.
u“La vida, aunque puede que sea sólo una acumulación de angustia, me es querida y la defenderé.” – Mary Shelley
Mary Wollstonecraft Shelley (1797 – 1851) fue pionera en el género de la ciencia ficción y sus obras continúan estando vigentes. The Last Man de Shelley es generalmente considerada la primera obra de ficción postapocalíptica, aunque existen obras más tempranas que exploran el género, The Last Man de Shelley es de las primeras obras que representan una catástrofe que elimina prácticamente a toda la humanidad, siendo el protagonista, Lionel Verney, el último humano que sobrevive a una plaga quedando aislado. En la obra se plantean cuestiones existencialistas y de soledad, temas recurrentes en los productos contemporáneos y que nos encanta consumir.
Shelley también inauguró el género de la ciencia ficción con su Magnum Opus Frankenstein o el Moderno Prometeo, siendo la primera novela escrita por Shelley y publicándose cuando ella tan solo tenía 20 años. En esta obra se tocan temas similares a los de The Last Man. La Criatura creada por Víctor Frankenstein se encuentra sola en el mundo, aislada, la única de su especie, lo que, en última instancia, lo lleva a una travesía para buscar a su creador y pedirle que le haga una semejante, alguien que lo comprenda.
Ejemplo de este aislamiento es la ausencia de nombre de la Criatura. Recordemos que Frankenstein es el apellido del creador y no de la Criatura. Esta nunca logra ser nombrada propiamente, refiriéndose a ella en la obra con alusivos como “la Criatura”, “el Monstruo”, “el Demonio”, “el Engendro”. Este ser en algún momento se compara con Adán “Debí ser tu Adán, pero soy más bien tu ángel caído”.
La representación cinematográfica de James Whale (1931) hace la representación de esta con cabeza plana, piel verdosa, pernos en el cuello, movimientos rígidos, personalidad infantil, violenta e incomprendida. Posiblemente esta sea la imagen que más permea en la sociedad. Hay otras representaciones en las que incluso se le representa con la cara cicatrizada y cosida (Terence Fisher, 1957).
Estas representaciones distan de la obra original. Al momento de su creación Shelley describe:
“Sus miembros estaban bien proporcionados y había seleccionado sus rasgos por hermosos. ¡Hermosos!: ¡santo cielo! Su piel amarillenta apenas si ocultaba el entramado de músculos y arterias; tenía el pelo negro, largo y lustroso, los dientes blanquísimos; pero todo ello no hacía más que resaltar el horrible contraste con sus ojos acuosos, que parecían casi del mismo color que las pálidas órbitas en las que se hundían, el rostro arrugado, y los finos y negruzcos labios.”
Las representaciones cinematográficas, que tanto se replican, no coinciden con el texto de Shelley y aunque hay elementos que, debido a su contraste, hace que la Criatura tenga algo de inquietante, en definitiva, su representación no ha sido leal.
Pero esta tergiversación no solo se ha dado en lo físico, también se ha dado en lo intelectual y la personalidad. El personaje muestra mucha inteligencia y elocuencia.
Al poco tiempo de haber sido creada, aprendió a hablar, incluso más rápido que la persona a la que estaban destinadas las clases de lengua (la Criatura se escondió en una casa dónde había una joven árabe a quien le empezaron a enseñar la lengua local y esta, desde su escondite, escuchaba estas lecciones).
“Pasaban los días prestando la máxima atención, para poder dominar el idioma con la mayor brevedad posible. Puedo presumir de que aprendía a más velocidad que la muchacha árabe, que entendía muy poco y hablaba con acento entrecortado, mientras que yo comprendía todo y podía reproducir casi todas las palabras.”
La Criatura se maravillaría por la literatura y las costumbres humanas.
“A través de este libro, obtuve una panorámica de la historia y algunas nociones acerca de los imperios que existían en el mundo actual. Me dio una visión de las costumbres, gobiernos y religiones que tenían las distintas naciones de la tierra. Oí hablar de los indolentes asiáticos, de la magnífica genialidad y actividad intelectual de los griegos, de las guerras y virtudes de los romanos, de su degeneración posterior y de la decadencia de ese poderoso imperio; del nacimiento de las órdenes de la caballería, la cristiandad, los reyes. Supe del descubrimiento del hemisferio americano y lloré con Safie la desdichada suerte de sus indígenas.
“Estas maravillosas narraciones me llenaban de extraños sentimientos. ¿Sería en verdad el hombre un ser tan poderoso, virtuoso, magnífico y a la vez tan lleno de bajeza y maldad? […] Durante mucho tiempo no podía comprender cómo un hombre podía asesinar a sus semejantes […] pero cuando supe más detalles sobre crímenes y maldades, dejé de asombrarme, y sentí asco y disgusto.”
El personaje también aprendió a leer y se maravilló con El Paraíso Perdido, Las Vidas Paralelas de Plutarco y Las Desventuras del Joven Werther de Goethe. Todo este conocimiento y entendimiento hace que sea un ser muy elocuente, con cuestionamientos muy profundos y con una comprensión de sí mismo y de mundo a su alrededor. Es capaz de diálogos complejos y abstractos, las citas anteriores son el recuento que el mismo ser da sobre sus experiencias, algo contrario a la representación de habla lenta y casi infantil que se tiene.
Este monstruo demuestra una capacidad física impresionante. En la última parte del libro Víctor persigue a la Criatura en busca de venganza por varios medios: a pie, a caballo, en trineo tirado por perros y en barco; y Víctor es incapaz de alcanzarla. Víctor al respecto describe: “corrí hacia el lugar de donde procedía el sonido, pero aquel demonio me eludió. […] que se alejaba con velocidad sobrenatural.”
Cabe mencionar que esta persecución se da en el Ártico, la Criatura no usa ningún tipo de protección, escasamente necesita comida y aun así logra superar a Víctor y sus diversos medios. Víctor nunca logra alcanzarla.
Mary Shelley es imprescindible en la literatura universal, siendo pionera en géneros como la ciencia ficción y la ficción postapocalíptica. Ha habido representaciones cinematográficas y en otros medios en donde no se logra captar íntegramente la esencia y las características del Monstruo de Frankenstein. Resulta pertinente, hacer un recuento más fiel y adecuado a sus personajes. Frankenstein y su creación permean en el colectivo de lo macabro y la literatura, el toque de humanidad que le proporciona Shelley a este último es una sorpresa para los lectores. Así como la Criatura cuenta su versión y se muestra desde su perspectiva, nosotros como lectores escucharemos con avidez a estos personajes tan inquietantes.