Económico Administrativo
Poliamor: ¿Qué les enseña a las empresas?
La relación emocional entre más de tres personas aceptada y validada por los involucrados, tiene una gran aportación sobre las dinámicas laborales que se vienen desarrollando en los últimos años, en especial con los freelance.
Hace no muchos años, una de las teorías laborales de la vida decía que un hombre nacía, crecía y entraba a trabajar a una empresa, le tocaba casarse en matrimonio con esa organización a modo de contrato económico y emocional, de ahí hasta que la jubilación y la muerte los separara… la real historia de hoy es que esto sucede cada vez menos. Hoy el hombre nace, crece, colabora con una empresa, ofrece sus servicios profesionales con otros clientes, aunque las prestaciones estén muy buenas, habrá una serie de factores que podrán romper con las ataduras de vivir una vida Godín por la eternidad con esa única experiencia laboral.
Habrá quienes serán Godín con alma de nómadas, saltarán de empresa en empresa, no negando su naturaleza Godín (horarios y reloj chocador, escritorio, juntitis con sillas secretariales, instalaciones físicas, estacionamiento, fila para el horno de microondas, búsqueda de la taza de café perdida…) sino combinándola con el espíritu de no ser ni de aquí ni de allá.
Habrá otros que simplemente se sepan fieles a ser dueños de su tiempo, posibilidades y su carácter les permita vivir en la aventura y la zozobra de la, no le llamaré inestabilidad porque me parece muy fuerte, pero de la peculiar estabilidad cíclica del freelance. Donde a veces hay, otras no, otras hay de más y entonces toca guardar, aunque claro, a veces la mala administración de las finanzas personales, nos hacen como ateos, pedir a Dios por una chamba de Godín.
El poliamor es la relación afectiva de pareja que abre de una forma diferente la mente y permiten la generación de vínculos guiados por la compersión, el valor que te mantiene capaz de sentir amor, placer y felicidad por tu pareja cuando sabes y eres consciente, porque lo vez, que a su vez ella ama, se place y es feliz con otra persona… Si no hay compersión, no hay poliamor, solo un engaño doloroso sobre la aceptación y tolerancia no genuina que desencadenará una serie de tormentos e infortunios.
Serás esa empresa que sabe que sus colaboradores, en sus horas de descanso, hacen chambas extras para otras empresas, te incomodará el hecho, pero solo esperarás a que el tiempo llene el balde, hasta que seas honesto con tus principios de acción y valores para dejar de permitir lo que no te gusta.
Cuando contratamos a alguien de naturaleza freelance, sabemos que no estará en exclusividad a nuestro servicio, que nos dará tiempo, pero no todo, que nos ofrecerá su talento, pero nuevamente, el tiempo lo limitará pero eso no debe ser ni doloroso ni tormentoso, porque de inicio nunca fue exclusivo.
¡No lo beses como a mí!
La ética del freelance habla mucho de su comportamiento, pues en ella estarán contenidos los valores y sus líneas de acción para mantener la privacidad, integridad y funcionamiento de tus procesos con respecto a los de tu competencia por ejemplo, eres libre de elegir a un freelance que esté dispuesto a no trabajar para una marca parecida a la tuya, pero eso es parte de los acuerdos previos, de las negociaciones que marcan los cimientos de una argumentación.
Entonces en esta visión, las empresas debemos asumir que no poseemos a los colaboradores como un bien material arraigado y permanente, para nuestro uso único y exclusivo, más bien somos un intercambio de valor vivo y activo.
Tampoco está mal que pidas que un colaborador sea solo para ti en su tiempo laboral, pero entonces deberás pagar lo suficiente, tanto en contrato económico como emocional como para que decida no voltear a ver a otra empresa, identificar que quiera ser exclusivo y que con esa relación se sienta pleno en su realización profesional. Si aun con el sueldazo, las prestaciones y el escritorio en el piso 9 con vista panorámica, él tiene alma de aventurero freelance, entonces no es ahí, y no eres tú, es él.