El Derecho es una ciencia social que está en constante cambio, es decir, necesita que sus profesionales se encuentren actualizados de la mejor manera. Dentro de esta ciencia se deriva el derecho penal, el cual es una rama que particularmente exige que quien se dedique a su ejercicio se encuentre especializado.

Sin embargo, aunque existe una gran oferta de especialidades en derecho penal, diplomados y cursos, pareciera no ser suficiente para atender las demandas profesionales y sociales de los sistemas penales, ya que hoy más que nunca se requiere de profesionales del derecho penal, que no solo sean operadores o usuarios, sino que, se atrevan a cuestionar las carencias del actual sistema para proponer y enseñar alternativas que solucionen problemas sociales que atiende el derecho penal.

Es por lo anterior que las preguntas que guiaron esta breve reflexión son ¿por qué estudiar una Maestría en Derecho Penal? Y ¿Por qué no conformarse con una especialidad, diplomado o curso de actualización? Las respuestas que nos concede la filosofía jurídica, y en particular, la epistemología jurídica, tienen que ver los niveles o grados del conocimiento jurídico. Mientras que un curso, diplomado o incluso especialidad atienden principalmente a la memorización del derecho; pues solo se repite y aplica lo que se dice del derecho penal.

Por otro lado, la esencia de lo que significa una Maestría tiene que ver con volverse un maestro dentro de una disciplina. En este caso, la Maestría en Derecho Penal, no se limita a repetir los errores y aciertos del sistema, sino que derivado de una profunda preocupación por satisfacer las necesidades sociales, busca responder a preguntas cada vez más complejas, lo que representa un avance en el nivel del conocimiento, pues que se cuestiona el porqué del derecho penal. Esto con el objetivo de poder transmitir adecuadamente el conocimiento, y no solo aprenderlo o aplicarlo, sino también enseñarlo.

Mtro. Federico José Rodríguez Peñaguirre