El estudio de las lenguas siempre ha permeado en las almas y siempre ha despertado una curiosidad casi inherente a la naturaleza del humano. Puede haber varias explicaciones para esta curiosidad prácticamente imparable, puede ser que el lenguaje sea la forma de nuestros pensamientos de interactuar con el mundo, de esparcirlos y multiplicarlos, puede ser por la capacidad del lenguaje de acercarnos a los demás, de sentirnos comprendidos y estimulados al compartir ideas y que los otros repliquen a estas; vernos reflejados en los otros, en nuestros pensamientos, sentimientos y creencias solo es posible mediante el puente denominado lenguaje. Es un puente tan poderoso que incluso Dios en la historia de la Torre de Babel reconoció su potencial “Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es solo el comienzo de sus obras y todo lo que se propongan lo podrán lograr” - Génesis 11:6.

El lenguaje no solo representa las ideas actuales, de nuestra generación y nuestros contemporáneos, es un reflejo y una radiografía de lo que hemos sido como humanos generaciones atrás, en nuestras palabras reflejamos nuestros ancestros, sus ideas y su carga cultural.

“El lenguaje es el arte más masivo e inclusivo que conocemos, una obra montañosa y anónima de generaciones inconscientes” - Edward Sapir.

Resulta más evidente por qué nos interesa el estudio del lenguaje, no solo porque este es un reflejo de quiénes somos en lo más profundo, también es un reflejo de quienes fueron nuestros antepasados y cuál es nuestro contexto cultural al que estamos incrustados.

El conocimiento que nos provee el estudio de las lenguas no solo nos permite conocer a nosotros, también nos permite conocer a los demás, al otro con quien compartimos este mundo. El aprender un lenguaje implica aprender la cultura, la ideología y cosmovisión del otro, ver el mundo a través de sus ojos y codificar sus pensamientos y visión mediante un nuevo idioma y, de pronto, y sin darnos cuenta, tenemos otra cultura arraigada a nuestra alma, empezamos a pensar de una forma nueva, nuestra visión del mundo se expande y las culturas y pueblos que parecían lejanos e incomprensibles los hacemos propios, y obtenemos un nuevo poder, un nuevo puente que nos permitirá hacer cosas que antes eran inimaginables. La persona que cree que su ciudad natal es el mundo puede alcanzar la felicidad, ahora el mundo es familiar y puede ir en él a donde sea.

Es indudable que los que consiguen mucho son los que buscan el conocimiento y uno de los conocimientos más humanos es el estudio de las lenguas y la literatura. Queda en nosotros qué es lo que queremos hacer con este conocimiento, a dónde deseamos ir con las puertas que se nos abren. En mi experiencia he podido aplicar este conocimiento en una amplia variedad de campos, desde la docencia a todos los niveles posibles, pasando por niños, jóvenes y adultos, cultivando sus pensamientos y formando personas desde una perspectiva completamente humanística, hasta la investigación, escribiendo artículos y presentándolos en congresos internacionales, divulgando el conocimiento desde otra perspectiva más científica y con otras herramientas; no podemos ignorar tampoco la traducción e interpretación en diversos campos como la literatura, industria, legal, académico, científico, médico, y muchas más, el tener acceso al conocimiento más nuevo en todas estas áreas y ser el encargado de traducirlo, de hacerlo alcanzable a otros idiomas, países y culturas te hace una persona clave en los engranajes de este mundo. Finalmente, el uso de estos conocimientos para la aplicación literaria, para la creación de historias ya sea en cuentos, novelas, canciones, discursos o incluso guiones para teatro y cine también es un campo completamente explorable y muy demandado en la actualidad, en palabras del propio Philip Pullman “Después del alimento, el refugio y la compañía, las historias son la cosa que más necesitamos en el mundo”. Conforme pasa el tiempo te das cuenta que tu voz es más escuchada que antes, al refinar el lenguaje también refinas los pensamientos, la posición que te otorga ser un experto en lenguas y literatura es de alguien que no solo merece ser escuchado, es necesario que se le escuche.

"No tengas miedo de la grandeza; algunos nacen grandes, otros alcanzan la grandeza y a otros se les impone la grandeza." - William Shakespeare

El amor que tenemos por las lenguas y la literatura es solo un reflejo de nuestra sensibilidad e interés por algo más allá del mundo físico, es el mundo de las ideas el que nos atrae, son todos los sentimientos que electrifican cada una de nuestras células al leer a nuestro autor favorito, al escuchar un discurso bien hecho, al sentir la letra de aquella canción que nos habla directa y personalmente. La literatura y las lenguas están en cada parte de nuestra sociedad, y si deciden adentrarse a su estudio podrán comprender de forma más profunda a la humanidad y por ende podrán comprender quiénes son y descubrirse como seres sensibles y de ideas complejas.

“No está en las estrellas llevar nuestro destino sino en nosotros mismos.” -  William Shakespeare.